He tenidos varios momentos de
depresión, en todos ellos siempre me he sentido como muerta en
vida. Vives como zombie de película barata. No tienes sentido del olfato, ni
del gusto, ni de la música, ni del tacto. Y es que sientes como si todos los
sentidos se te apagaran. El aire se siente pesado, es como estar dentro de algo
oscuro y húmedo –algo así como un túnel o un ataúd-. Ni tu cuerpo ni tu mente son tuyos, estos se vuelven contra ti. Todo
pensamiento negativo posible se te viene a la cabeza súbitamente, se te confunde
lo real con lo imaginario. Además llegas a ver cosas que no existen, como
cuerpos colgando en la pared, con las tripas afuera. Sientes permanentemente un sufrimiento de culpa, remordimiento en el
corazón y alma que no se quita ni de día ni de noche. Nada te motiva ni te
interesa, y te aíslas de todos, duele estar viva. Y cada día se pone peor.
Tienes unas ganas inmensas de matarte y acabar con tu miseria. ¿Pero
cómo? Como sea, tirándote a un carro en movimiento, cortándote a ti misma,
tomando pastillas a tu alcance, saltando desde un edificio alto.
Piensas en morir rápido y hasta te sientes aliviada
por momentos pues sabes que tienes el poder de acabar con todo tu sufrimiento
de una vez. "Lo vale porque todo en este mundo está mal y nada vale la
pena".
Pero mis días no
siempre son así, no todos los días son grises. Hay días en lo que siento que
desbordo alegría y energía; leo libros hasta altas horas de la madrugada que
terminan con múltiples anotaciones, flechas y comentarios que al final no dejan
ver el texto original. Todo empieza a tener un poco más de color e intensidad,
las flores que ves en la calle, los edificios, los carros, las revistas, las
personas. Es la nitidez del tiempo
presente. Te sientes grandiosa, fuerte y poderosa; muy distractil ante las
cosas porque quieres poner atención en todo tu entorno; tienes muchas ideas en el
pensamiento que llegan de forma muy rápida; hablas de manera acelerada, como
si quisieras decirlo todo en un segundo;
y también sientes la necesidad de movilizarte por todas partes o de utilizar
mucho las manos al expresarte. Para mí,
son días maravillosos porque creo muchas cosas, puedo estudiar y realizar múltiples
actividades al mismo tiempo; me siento como una genio.
Yo creía que era
normal que mis días llegaran a ser tan grises que casi se asemejaban a la oscuridad
y otros, estuvieran tan llenos de color y energía que me creía invencible. Pero
un día algo surgió de repente, me convertí
en otra persona: hacia cosas, sonaba y actuaba diferente. Cada punto de conexión
entre el mundo y yo había desaparecido, mi familia notó este cambio, no era uno
de esos días en donde mis capacidades creativas e intelectuales estaban
incrementadas en un 200%. No, era un día distinto, un día en el que ni yo ni
nadie de mi familia podía reconocerme, estaba fuera de control.
Fue así como
llegue al psiquiátrico, ya que mis padres decidieron que algún profesional debía
verme ya que mi comportamiento no era normal. Yo había tenido días de máxima euforia
pero ninguno como aquel día. En aquella ocasión me diagnosticaron TRASTORNO AFECTIVO BIPOLAR TIPO 1, y me
iniciaron tratamiento inmediatamente con litio. Mi mejor modulador hoy en día
ya que actualmente mis días están en balanceados, entre mundo gris y uno lleno
de colores.
Tu historia me parece una muy buena adaptación de esta enfermedad. Me parece muy interesante, y tal vez a muchas personas les sirva para informarse un poco. Tu historia me parece muy bien redactada y entendible para cualquier tipo de público.
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