Friday, May 8, 2015

ENTRE UN MUNDO GRIS Y UNO DE COLORES


He tenidos varios momentos de depresión, en todos ellos siempre me he sentido como muerta en vida. Vives como zombie de película barata. No tienes sentido del olfato, ni del gusto, ni de la música, ni del tacto. Y es que sientes como si todos los sentidos se te apagaran. El aire se siente pesado, es como estar dentro de algo oscuro y húmedo –algo así como un túnel o un ataúd-. Ni tu cuerpo ni tu mente son tuyos, estos se vuelven contra ti. Todo pensamiento negativo posible se te viene a la cabeza súbitamente, se te confunde lo real con lo imaginario. Además llegas a ver cosas que no existen, como cuerpos colgando en la pared, con las tripas afuera. Sientes permanentemente un sufrimiento de culpa, remordimiento en el corazón y alma que no se quita ni de día ni de noche. Nada te motiva ni te interesa, y te aíslas de todos, duele estar viva. Y cada día se pone peor.  

Tienes unas ganas inmensas de matarte y acabar con tu miseria. ¿Pero cómo? Como sea, tirándote a un carro en movimiento, cortándote a ti misma, tomando pastillas a tu alcance, saltando desde un edificio alto. Piensas en morir rápido y hasta te sientes aliviada por momentos pues sabes que tienes el poder de acabar con todo tu sufrimiento de una vez. "Lo vale porque todo en este mundo está mal y nada vale la pena".

Pero mis días no siempre son así, no todos los días son grises. Hay días en lo que siento que desbordo alegría y energía; leo libros hasta altas horas de la madrugada que terminan con múltiples anotaciones, flechas y comentarios que al final no dejan ver el texto original. Todo empieza a tener un poco más de color e intensidad, las flores que ves en la calle, los edificios, los carros, las revistas, las personas.  Es la nitidez del tiempo presente. Te sientes grandiosa, fuerte y poderosa; muy distractil ante las cosas porque quieres poner atención en todo tu entorno; tienes muchas ideas en el pensamiento que llegan de forma muy rápida; hablas de manera acelerada, como si  quisieras decirlo todo en un segundo; y también sientes la necesidad de movilizarte por todas partes o de utilizar mucho las manos al expresarte.  Para mí, son días maravillosos porque creo muchas cosas, puedo estudiar y realizar múltiples actividades al mismo tiempo; me siento como una genio.

Yo creía que era normal que mis días llegaran a ser tan grises que casi se asemejaban a la oscuridad y otros, estuvieran tan llenos de color y energía que me creía invencible. Pero un día algo surgió de repente,  me convertí en otra persona: hacia cosas, sonaba y actuaba diferente. Cada punto de conexión entre el mundo y yo había desaparecido, mi familia notó este cambio, no era uno de esos días en donde mis capacidades creativas e intelectuales estaban incrementadas en un 200%. No, era un día distinto, un día en el que ni yo ni nadie de mi familia podía reconocerme, estaba fuera de control.

Fue así como llegue al psiquiátrico, ya que mis padres decidieron que algún profesional debía verme ya que mi comportamiento no era normal. Yo había tenido días de máxima euforia pero ninguno como aquel día. En aquella ocasión me diagnosticaron TRASTORNO AFECTIVO BIPOLAR TIPO 1, y me iniciaron tratamiento inmediatamente con litio. Mi mejor modulador hoy en día ya que actualmente mis días están en balanceados, entre mundo gris y uno lleno de colores. 

1 comment:

  1. Tu historia me parece una muy buena adaptación de esta enfermedad. Me parece muy interesante, y tal vez a muchas personas les sirva para informarse un poco. Tu historia me parece muy bien redactada y entendible para cualquier tipo de público.

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